NUTRICIÓN EMOCIONAL

Conocemos de diversas alteraciones psicológicas que representan una modificación en el estado de ánimo y este a su vez, intervienen en la manera en cómo seleccionamos ciertos alimentos y los ingerimos. Por esta razón, en seguida enlistaremos los principales factores psicológicos que influyen en los diversos problemas alimenticios que conciernen a la sociedad pero más que eso, atañen en el desarrollo de diversas enfermedades crónicas-degenerativas.

• ·         Ansiedad
• ·         Depresión
• ·         Impulsividad
• ·         Obsesión
• ·         Estrés
• ·         Neuroticismo
• ·         Autoestima:

• Desordenes afectivos:

            • Desconfianza interpersonal

            • Extroversión - introversión

Para los conocedores de Psicología, diversos de estos factores son desencadenantes de otros y muchos están estrechamente relacionados y no se presentan generalmente de manera independiente, sin embargo el poder clasificarlos de esta manera, permite comprender su asociación con la nutrición de las personales.

 

Se ha estudiado también que en búsqueda de agentes compensatorios ante estos desajustes emocionales y de personalidad, se suele inclinar hacia  actividades protectoras que permiten al individuo esquivar estos factores psicológicos que nos llevarían a una ingesta inadecuada; estas actividades protectores se inclinan hacia lo intelectual y/o cultural, como ejemplo tenemos lo siguiente:

• Estudios o trabajo: Lo que a su vez potencia el factor obsesivo, estresante y de perfeccionismo

• Música, Deporte, Pintura, Escritura, Danza, etc: Actividades que a pesar de ser liberadoras de tensiones, también esconden cierto fanatismo, introversión y mayor introspección (sobre todo hacia sucesos negativos).

Tras esta relación se desarrollan alteraciones alimenticias como lo son las siguientes:

•          Pica
•          Trastorno de evitación/restricción
•          Bulimia Nerviosa
•          Anorexia
•          Sobrepeso
•          Obesidad

Sin embrago, cada una de estas alteraciones exacerban los trastornos psicológicos que los desarrollan, por lo que entonces se vuelve un circulo vicioso, por ejemplo, el autoestima se ve dañado con cada fracaso en la dieta, lo que representa menor adherencia y entonces lo que inicialmente fuera un criterio de alteración en la condición alimenticia, pasa a ser un trastorno de la conducta alimentara real.

Desde otra perspectiva, podremos entender por qué el paciente entonces se inclina hacia la elección de lo que se conoce como “confort food” o lo que es conocido como “comida placentera”, ya que permite mantener humores placenteros, que anulan la percepción de estar enfermos psicológicamente, aunque su elección de alimentos no sea lo más adecuado.

De lado a este tema, hemos dejado la asociación entre la dieta y los trastornos mentales, pues es claro que dado un caso así, lo primordial seria atender el daño orgánico que se genera por un daño biológico, y no el avance a nivel nutricional y aunque si es importante, no corresponde este al objetivo de este proyecto. Es decir, tras un estrés orgánico, por ejemplo, es decir realmente patológico, es evidente que habrá una nula adherencia al tratamiento nutricional.